En este mundo tan peculiar la frase recurrente es: ¿qué pretenden ellos de nosotras? Lo cierto es nadie lo puede saber, ni ellos mismos creo que lo saben. Es un misterio. Encontrar esta respuesta sería como descubrir finalmente qué hay en la caja de Pandora, quién mató a Norita, por qué Hernán Caire se depila tanto las cejas, por qué es tan rica la Sibarita.
Desde todo punto de vista es inentendible el asunto porque si estás gorda no te tocan ni con un palo, si sos muy flaca porque te falta carne de dónde agarrarse. Y de la celulitis ni hablemos porque te tildan de “flan”. Si sos fea porque sos una mamaracha y no te pueden lucir ante los amigos, cualquier cosa antes de quedar mal con los pibes. Y la última novedad es que si sos linda porque se asustan. ¿Eh? Sí, se ASUSTAN. Naaaa!! Muchachos!! Vamos!! ¿Y ahora resulta que nos va mal porque somos fabulosas?
Y no termina ahí la cosa porque descartando lo meramente físico y centrándonos en la personalidad, ellos manifiestan que si sos una mina abierta, flexible, cero posesiva y no demandante entonces sienten como que no les importás. Al parecer pretenden ser el centro de atención, eso está más que claro, pero la realidad demuestra que no se bancan la responsabilidad que implica ser el centro. Porque es obvio que si les estás encima como si fueras la madre cuestionándole sus actividades, clavándole mensajitos a toda hora con “te quiero, te amo, te adoro, etc.”, llenándole todo el día la casilla de mails preguntándole si te extraña terminan huyendo despavoridos. Mamá hay una sola y es suficiente. Lo digo con conocimiento de causa.
Y hablando de Roma… Mamá Amanda sentencia “lo que pasa es que a los hombres les gusta lo cómodo, Lulú, siguen en la eterna adolescencia”. Será que en la escala de la evolución se quedaron unos cuantos pasos más atrás y como vieron que nosotras tomábamos las riendas, se tiraron a chantas. Será que todo el juego de la conquista que les tocaba a ellos nos lo cedieron por un tema de tener menos cosas de que ocuparse y así poder dedicarse a cuestiones mucho más trascendentales para ellos, como por ejemplo ver más fútbol. “Así que sos la que lo puede todo, vení y conquistame vos entonces, pero después del partido”.
Y entonces me pregunto ¿cuál es la técnica chicos? Además, por qué nos instan a que tengamos que apelar a una técnica. Por qué no vivir las cosas como son, dejar fluir, si dá para algo más que se dé sólo con el tiempo y si no pasarla lo mejor posible disfrutando y cuando ya no sea mutuo el disfrute, fue muy lindo conocerte, la pasé re lindo, chau nos vemos.
¿Por qué todo tan complicado? ¿Por qué tanto drama? ¿Tanta vuelta? ¿No era que todos esos condimentos los incorporábamos nosotras? ¿Se invirtieron los roles? ¿Qué pasó?
Algunos masculinos tienen la osadía de asignarnos la culpa a nosotras. Alegan que con la revolución femenina nosotras nos encargamos de tener esa imagen de mujeres fuertes, independientes y que no los necesitamos. Pero digo, en la batalla de los sexos, o en cualquier batalla ¿la adaptabilidad no es una cualidad inherente a los ganadores? ¿Qué están reconociendo en el fondo chicos? Al final pareciera que terminamos ganando y por resentimiento nos están castigando. ¿Acaso no les estamos mostrando sólo un espejo de las cualidades que siempre se proclamaron como únicos y exclusivos dueños?
Muchachotes: “lo dejo a su criterio”.